Tiempo escolar y conciliación de la vida laboral y familiar
22.05.2008 -
J. MANUEL MARAÑÓN GUTIÉRREZ / JAVIER RAMÍREZ DÍEZ
Como todos los años por estas fechas, un muy reducido círculo de la comunidad educativa se encuentra inmerso en la discusión de cuál será el calendario escolar para el próximo curso.
Y también, como todos los años, la Consejería de Educación nos vuelve a plantear un calendario conservador que mantiene las mismas preocupantes inercias que en este campo se vienen registrando desde hace décadas.
La verdad es que no deja de ser sorprendente que un tema como el que nos ocupa, de tanta trascendencia para miles de familias cántabras, se discuta en un ámbito tan reducido, ya que solamente, y de manera muy tímida, su debate se extiende a un pequeño grupo de madres y padres que, como casi todos, no saben qué hacer cuando sus vástagos inician sus periodos vacacionales.
Aunque no se debe ni puede simplificar la cuestión confundiendo el tiempo escolar -entendido como el estrictamente lectivo, incluido el comedor, y que generalmente en Cantabria se extiende de 9-9,30 a 17-17,30 horas- con el tiempo adicional, tanto antes como después de este horario, que los niños y niñas permanecen en el centro educativo para "solucionar" el problema que muchos progenitores encuentran a la hora de compatibilizar sus horarios con los de sus hijos e hijas, lo cierto es que son dos cuestiones con amplios puntos de confluencia y sobre las que, por lo tanto, creemos necesario abrir un debate en profundidad para proponer y concretar medidas que hasta ahora nadie parece querer tomar.
Por ello, en CC OO entendemos que el debate sobre el tiempo escolar y la conciliación de la vida laboral y familiar no puede ceñirse exclusivamente al calendario, sino que también debe entrar, y de manera decidida, en la jornada escolar.
En este sentido, cabe recordar que, tras la presentación a finales del pasado año de los resultados del último informe PISA, muchas personas pusieron su mirada en Finlandia. En esta misma tribuna de El Diario Montañés del 18 de diciembre de 2007, argumentábamos que el éxito educativo de este país nórdico no se basaba en un único factor sino en un conjunto de ellos que iban más allá de las meras fronteras de la institución escolar para penetrar en el tejido social.
Entre esos factores, en CC OO apuntábamos a una organización diferente del tiempo escolar y a unas medidas de conciliación tremendamente consolidadas y avanzadas con relación a la situación que se vive en España.
Así, las clases diarias en Finlandia discurren desde las 8 de la mañana a las 12-14 de la tarde, con actividades complementarias hasta las 17-19 horas, hasta completar una carga horaria que al final de curso resulta ser un 10% inferior a la española. Por otro lado, la actividad lectiva se extiende desde mediados de agosto hasta principios de junio, dividida en seis bimestres entre los que se intercalan pequeños periodos vacacionales.
De esta suerte, su ritmo de trabajo anual es, como el de otros muchos países de la Unión Europea, de 6 o 7 semanas de clase y una semana de vacaciones.
Desde CC OO llevamos años abogando por instaurar en nuestro sistema educativo este modelo de calendario escolar estructurado en bimestres, a nuestro juicio mucho más racional, pero con una salvedad: mantener el inicio del curso para los primeros días de septiembre y su conclusión para finales de junio. Todo ello, lógicamente, sin modificar los 175 días lectivos que están establecidos en la actualidad.
Por otra parte, CC OO aboga igualmente por abordar el cambio del horario de la jornada en Educación Infantil y Primaria que, en nuestra opinión, debería extenderse de 8,30-9 de la mañana a las 13,30-14 de la tarde.
Un cambio que, dicho sea de paso, no creemos que afecte a la conciliación de la vida laboral y familiar, ya que el horario partido actual de 9,30 a 12, 30 h. y de 15 a 17 h. no tiene ninguna compatibilidad con ningún horario laboral de ningún padre o madre.
Pero resulta evidente que esta conciliación de la vida laboral y familiar no puede descansar únicamente en una mejor y más adecuada distribución de los tiempos escolares. Por ello, desde CC OO apostamos por promover otras iniciativas, entre las que destacamos:
1. Medidas legislativas. Es necesario profundizar en las medidas iniciadas para favorecer el tiempo de dedicación a los hijos e hijas. Medidas que van desde el incremento del tiempo de los permisos de paternidad y maternidad hasta la mejora de las excedencias y las reducciones de jornada por cuidado de hijo menor.
2. Sensibilidad empresarial. Hay que mejorar no solamente la legislación, sino también la sensibilidad empresarial para facilitar la adaptación del horario laboral a las necesidades de un padre o una madre que tiene la voluntad de atender a su hijo o hija.
En ese sentido, cabe destacar la ejemplar sentencia dictada a favor de una trabajadora por turnos de una empresa del municipio de Rubí (Barcelona), a la que se le concedió el derecho a disfrutar de un horario de trabajo estable de 10 a 18 horas para que pudiera atender convenientemente a su hijo.
Todo ello sin perder de vista los resultados de las experiencias puestas en marcha por cada vez un mayor número de empresas, que exigen a sus trabajadores el cumplimiento de unos objetivos empresariales pero dejan en manos de cada uno el establecimiento de un horario de trabajo más o menos flexible para, en un principio, facilitar la conciliación.
3. Implicación del conjunto de las Administraciones. Al igual que en Finlandia, el conjunto de las instituciones públicas, pero sobre todo los ayuntamientos, deben propiciar, organizar y financiar en torno a la escuela una serie de actividades complementarias que complementen, valga la redundancia, el tiempo puramente lectivo.
Es más, estamos convencidos de que una distribución del tiempo escolar como la que propone CC OO facilitaría a los propios ayuntamientos la organización de estas actividades complementarias.
En conclusión, desde CC OO queremos poner encima de la mesa una serie de elementos de debate como punto de partida para realizar una apuesta valiente y decidida que rompa las caducas y consabidas inercias que poco o nada tienen que ver con el momento social que ahora vivimos.
Y también, como todos los años, la Consejería de Educación nos vuelve a plantear un calendario conservador que mantiene las mismas preocupantes inercias que en este campo se vienen registrando desde hace décadas.
Aunque no se debe ni puede simplificar la cuestión confundiendo el tiempo escolar -entendido como el estrictamente lectivo, incluido el comedor, y que generalmente en Cantabria se extiende de 9-9,30 a 17-17,30 horas- con el tiempo adicional, tanto antes como después de este horario, que los niños y niñas permanecen en el centro educativo para "solucionar" el problema que muchos progenitores encuentran a la hora de compatibilizar sus horarios con los de sus hijos e hijas, lo cierto es que son dos cuestiones con amplios puntos de confluencia y sobre las que, por lo tanto, creemos necesario abrir un debate en profundidad para proponer y concretar medidas que hasta ahora nadie parece querer tomar.
Por ello, en CC OO entendemos que el debate sobre el tiempo escolar y la conciliación de la vida laboral y familiar no puede ceñirse exclusivamente al calendario, sino que también debe entrar, y de manera decidida, en la jornada escolar.
En este sentido, cabe recordar que, tras la presentación a finales del pasado año de los resultados del último informe PISA, muchas personas pusieron su mirada en Finlandia. En esta misma tribuna de El Diario Montañés del 18 de diciembre de 2007, argumentábamos que el éxito educativo de este país nórdico no se basaba en un único factor sino en un conjunto de ellos que iban más allá de las meras fronteras de la institución escolar para penetrar en el tejido social.
Entre esos factores, en CC OO apuntábamos a una organización diferente del tiempo escolar y a unas medidas de conciliación tremendamente consolidadas y avanzadas con relación a la situación que se vive en España.
Así, las clases diarias en Finlandia discurren desde las 8 de la mañana a las 12-14 de la tarde, con actividades complementarias hasta las 17-19 horas, hasta completar una carga horaria que al final de curso resulta ser un 10% inferior a la española. Por otro lado, la actividad lectiva se extiende desde mediados de agosto hasta principios de junio, dividida en seis bimestres entre los que se intercalan pequeños periodos vacacionales.
De esta suerte, su ritmo de trabajo anual es, como el de otros muchos países de la Unión Europea, de 6 o 7 semanas de clase y una semana de vacaciones.
Desde CC OO llevamos años abogando por instaurar en nuestro sistema educativo este modelo de calendario escolar estructurado en bimestres, a nuestro juicio mucho más racional, pero con una salvedad: mantener el inicio del curso para los primeros días de septiembre y su conclusión para finales de junio. Todo ello, lógicamente, sin modificar los 175 días lectivos que están establecidos en la actualidad.
Por otra parte, CC OO aboga igualmente por abordar el cambio del horario de la jornada en Educación Infantil y Primaria que, en nuestra opinión, debería extenderse de 8,30-9 de la mañana a las 13,30-14 de la tarde.
Un cambio que, dicho sea de paso, no creemos que afecte a la conciliación de la vida laboral y familiar, ya que el horario partido actual de 9,30 a 12, 30 h. y de 15 a 17 h. no tiene ninguna compatibilidad con ningún horario laboral de ningún padre o madre.
Pero resulta evidente que esta conciliación de la vida laboral y familiar no puede descansar únicamente en una mejor y más adecuada distribución de los tiempos escolares. Por ello, desde CC OO apostamos por promover otras iniciativas, entre las que destacamos:
1. Medidas legislativas. Es necesario profundizar en las medidas iniciadas para favorecer el tiempo de dedicación a los hijos e hijas. Medidas que van desde el incremento del tiempo de los permisos de paternidad y maternidad hasta la mejora de las excedencias y las reducciones de jornada por cuidado de hijo menor.
2. Sensibilidad empresarial. Hay que mejorar no solamente la legislación, sino también la sensibilidad empresarial para facilitar la adaptación del horario laboral a las necesidades de un padre o una madre que tiene la voluntad de atender a su hijo o hija.
En ese sentido, cabe destacar la ejemplar sentencia dictada a favor de una trabajadora por turnos de una empresa del municipio de Rubí (Barcelona), a la que se le concedió el derecho a disfrutar de un horario de trabajo estable de 10 a 18 horas para que pudiera atender convenientemente a su hijo.
Todo ello sin perder de vista los resultados de las experiencias puestas en marcha por cada vez un mayor número de empresas, que exigen a sus trabajadores el cumplimiento de unos objetivos empresariales pero dejan en manos de cada uno el establecimiento de un horario de trabajo más o menos flexible para, en un principio, facilitar la conciliación.
3. Implicación del conjunto de las Administraciones. Al igual que en Finlandia, el conjunto de las instituciones públicas, pero sobre todo los ayuntamientos, deben propiciar, organizar y financiar en torno a la escuela una serie de actividades complementarias que complementen, valga la redundancia, el tiempo puramente lectivo.
Es más, estamos convencidos de que una distribución del tiempo escolar como la que propone CC OO facilitaría a los propios ayuntamientos la organización de estas actividades complementarias.
En conclusión, desde CC OO queremos poner encima de la mesa una serie de elementos de debate como punto de partida para realizar una apuesta valiente y decidida que rompa las caducas y consabidas inercias que poco o nada tienen que ver con el momento social que ahora vivimos.
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Lo dirigentes y enchfados de Consejería ya concilian bien que para eso se lo han organizado y solo trabajan una tarde. Como decía un listo la Caridad bien entendida comienza por un mismo y a los docentes de a pie los que de verdad comen "Tiza" que les zurzan o hagán meritos.
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