Regreso al pasado

Cuando se ha generalizado el convencimiento de que la educación es la mejor inversión en términos económicos y sociales, cuando nadie duda de que la formación de nuestros jóvenes es el mejor camino para ganar en productividad, cuando tenemos la imperiosa necesidad de reducir las altas tasas de abandono educativo temprano si queremos avanzar en la configuración de un nuevo modelo productivo más allá del monocultivo del ladrillo, cuando aún tenemos tanto por hacer para garantizar más y mejor educación para todo el alumnado, una catarata de recortes amenaza con retrotraernos a un pasado que siempre fue peor.

En la Comunidad de Madrid, los recortes en educación y señaladamente en la enseñanza pública no son una novedad. Forman parte de un plan diseñado por el Gobierno Regional, que se lleva a cabo desde el año 2003, aunque se ha intensificado desde el 2007 con la segunda mayoría absoluta de Esperanza Aguirre. De la mano de esos recortes se ha reducido año tras año la participación del gasto educativo en el conjunto del presupuesto, se han “jibarizado” todos los programas que tenían por objeto la compensación de las desigualdades, se han detraído recursos materiales y humanos de los centros educativos que desempeñan su tarea gracias al compromiso de un profesorado permanentemente denostado por la Presidenta Regional y por su Consejera de Educación, se ha pervertido el carácter compensador de la política de becas y ayudas para favorecer a las rentas medias y altas en detrimento de quienes realmente lo necesitan, se ha acabado con la formación permanente del profesorado, se ha intentado acabar con la orientación educativa, se han empeorado las condiciones laborales del profesorado dejando en suspenso el Acuerdo Sectorial Docente o se ha acabado con el carácter educativo de la etapa de educación infantil para facilitar su privatización a través de la entrada en el sector de empresas de servicios dedicadas, por ejemplo, a la limpieza viaria. En paralelo a los recortes en la enseñanza pública, se ha facilitado la implantación de la privada a través de la cesión de suelo público, del incremento de unidades concertadas o de desgravaciones fiscales.

Hay que decir que como consecuencia de estas políticas, el número de alumnos repetidores en sexto de primaria o en cuarto de la ESO no deja de crecer y que las tasas de abandono educativo temprano se han incrementado en 7 puntos.

Los recortes anunciados para el curso que comienza no son más que nuevos pasos en la misma dirección. Forman parte del plan para socavar el derecho a la educación y la escuela pública en la Comunidad de Madrid. El recorte de 3.200 profesores va a gravitar muy negativamente no sólo sobre la calidad de la educación madrileña, sino también sobre la equidad, puesto que la desaparición de las medidas de atención a la diversidad va a perjudicar más al alumnado más desfavorecido, colocándonos ante un previsible escenario de aumento del fracaso escolar. Sin plantillas suficientes, los centros tendrán dificultades para mantener los desdobles en idiomas o en las áreas instrumentales, que tan buen resultado ofrecían. Tampoco podrán mantenerse los grupos de refuerzo o las clases de profundización. La desaparición del carácter lectivo de las tutorías con alumnos es un importante retroceso. Desvalorizar la tutoría es un enorme error ya que existe un consenso generalizado en señalar que se trata de un elemento imprescindible para garantizar el éxito escolar o para intervenir ante problemas de convivencia o de acoso escolar. Las dificultades que se añaden al imprescindible trabajo de coordinación que llevan a cabo los departamentos didácticos van a dificultar la programación y la evaluación de las materias.

Todo ello además del drama que supone mandar a 3.200 profesores interinos al paro y de la inseguridad de los 1.200 funcionarios que se encuentran al inicio de curso sin destino, en situación de expectativa.

En esta decisión opera más la ideología que la economía. El PP siempre ha desvalorizado la atención a la diversidad desplegada desde un sistema educativo que ofrezca más a quién más lo necesita. Son más partidarios del “café para todos”, de un menú único, de tal suerte que el alumnado que presente mayores dificultades se quede fuera del sistema educativo sin titulación. De llevarse a cabo, los recortes previstos tendrán consecuencias mensurables en términos de mayores índices de fracaso escolar y de abandono educativo temprano. Pero además contribuirán a reforzar el sesgo social del fracaso escolar. Quieren mirarse en el pasado y retrotraernos a los rasgos de un sistema educativo que no puede dar respuesta a la diversidad y complejidad del alumnado actual ni a las demandas de la sociedad. Y digo que no opera la economía porque la parte del león del monto del recorte (CCOO lo ha cifrado en 115 millones de euros) irá a financiar las desgravaciones fiscales de las familias que llevan a sus hijos a la enseñanza privada (90 millones de euros). Así pues, estamos ante un nuevo ejemplo de redistribución regresiva de las rentas en la Comunidad de Madrid.

Y para colmo han tratado de legitimar los recortes socavando la credibilidad del profesorado y desvalorizando su trabajo, lo que no contribuye a mejorar su consideración social ni esa autoridad que nos quieren dar por ley y nos niegan cada día con sus hechos. Quien ha sido Ministra de Educación, no puede ignorar que el profesorado no trabaja 18 horas a la semana sino 37 y media, como el presentador del telediario no trabaja media hora al día, ni un cirujano el tiempo concreto que está en el quirófano…

En la lectura que las posiciones neoliberales hacen de la crisis, corremos el riesgo de que las políticas sociales y los servicios públicos que constituyen la columna vertebral del Estado del Bienestar se vayan por el sumidero, en un peligroso viaje al pasado. Muchas Comunidades Autónomas han sacado las tijeras de podar el gasto público. Y corremos el riesgo de que los recortes en educación lastren una salida de la crisis en la que la educación ha de jugar un papel fundamental. En CCOO solemos decir que ante la crisis más y mejor educación. Y es que sin educación no hay futuro.

CCOO va a ser beligerante con estos recortes y buscará las alianzas sectoriales y sociales que permitan hacerles frente.

Francisco García | Secretario de Enseñanza de CCOO de Madrid.

Publicado en: Nueva Tribuna

Comentarios

  1. Buena foto de la realidad. Acaso faltó la guinda de la formación profesional y la práctica inviabilidad de recualificar a nuestros jóvenes (43% paro) con la falta de profesores y de presupuesto...Igual esperan que se ocupe la empresa, que ni estructura, ni cultura...Y eso que ahora podremos tener un contrato de aprendizaje por mucho, mucho tiempo...

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