Gijón sigue de Celebración

Ojos hinchados, caras pálidas y algo desencajadas por la falta de sueño, pero una genuina y común sonrisa en las miradas y en los labios en las más de 100.000 personas que ayer se echaron a la calle por todo Gijón. Y todo sigue siendo poco, como decían al primer paso por la Puerta la Villa un grupo de jóvenes ataviados con toda la parafernalia rojiblanca: «¡Qué poco, hombre, queremos más!», exclamaba uno que llevaba el nombre David impreso en la espalda, echando a correr según el autobús de la primera plantilla abandonaba la zona, en apenas medio minuto. La gente quería más, le hubiera gustado que la cabalgata fuera infinita, continua, incesante.

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